“Quisiera volver a caminar y regresar a trabajar en turismo, gastronomía y fotografía; eso es lo que quiero hacer toda mi vida”, decía Miguel Ángel Rosales Valderrama en una de sus últimas entrevistas. El fotógrafo y promotor cultural nayarita falleció este miércoles, tras casi un año de enfrentar un cáncer agresivo diagnosticado en diciembre pasado.
Su padecimiento comenzó de manera inesperada: dolores intensos en las piernas durante un viaje y, poco después, la pérdida parcial de visión en un ojo. Un oftalmólogo lo envió a estudios más profundos que revelaron tumores internos, lo que derivó en hospitalización, biopsias y un tratamiento con quimioterapias “muy pesadas”, como él mismo describió.
A pesar de la gravedad de su condición, Mike mantuvo siempre una actitud luminosa y agradecida. Reconocía la atención del personal médico y la compañía de su familia, especialmente de su madre y su pareja, quienes estuvieron a su lado durante todo el proceso. También valoraba el cariño de amigos y de personas que, incluso sin conocerlo, se acercaron para brindarle apoyo moral.
Para él, el cáncer significó un aprendizaje difícil, pero nunca una derrota. Hablaba de “detener la enfermedad” como un logro y confiaba en los estudios que estaban por realizarse para evaluar su avance. Su mirada estaba puesta en el futuro inmediato: recuperarse y retomar su vida.
Mike soñaba con seguir recorriendo el estado para promover sus paisajes y su gastronomía. Creía profundamente en el potencial turístico de Nayarit y en la necesidad de que sus habitantes conocieran su propia tierra. “Hace falta mostrar más lugares, que la gente se antoje a viajar, y para eso la fotografía ayuda mucho”, decía, convencido de que una buena imagen podía impulsar el desarrollo local.
Recordado como un creador apasionado y un impulsor incansable de la identidad nayarita, Miguel Ángel Rosales Valderrama deja un legado construido con sensibilidad, trabajo y una visión clara de lo que amaba: su gente, su tierra y su cultura.
