México se posiciona entre los países con mayor actividad sísmica en las últimas veinticuatro horas, registrando un total de 67 sismos según reportes de sitios especializados en monitoreo sísmico. En número de eventos, México ocupa el segundo lugar, detrás de Turquía, que reportó 125 sismos, y seguido por Indonesia con 24. Respecto a la intensidad, México también alcanzó el segundo puesto con un sismo de magnitud 5.8 ocurrido en Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, mientras que Turquía presentó el temblor más fuerte, de 6.1 grados.
Estas cifras no representan una situación extraordinaria ni motivo de alarma, pues México se encuentra ubicado sobre la convergencia de varias placas tectónicas altamente activas, como las de Cocos, Norteamericana y Rivera, lo que explica su constante actividad sísmica. Además, el aparente incremento en el número de sismos detectados se debe principalmente a la mejora en la red de sensores y al uso de tecnología más sensible, así como a la inclusión en los conteos de eventos con magnitudes menores a las consideradas tradicionalmente relevantes por el Servicio Sismológico Nacional.
En resumen, la elevada frecuencia y diversidad de temblores en México corresponden a su particular contexto geológico y a los avances en la detección sísmica. No hay indicios de un cambio inusual en la actividad tectónica, sino simplemente un monitoreo más exhaustivo que permite registrar con mayor precisión tanto sismos leves como moderados, manteniendo la estabilidad dentro de los parámetros históricos conocidos.
