Entre las montañas de la Sierra Madre Occidental, en esas zonas donde las mañanas arrancan frías y la neblina apenas deja ver los cafetales, se está produciendo un café que podría competir con lo mejor que se cultiva en México. Las condiciones no son casuales: altitud suficiente, sombra natural, suelos volcánicos y una maduración más lenta que permite mayor complejidad en aroma y sabor. Todo eso lo vuelve un café que, cuando se prueba con calma, sorprende.
El detalle es que casi nadie habla de él. La mayoría de la producción sigue siendo artesanal, trabajada por familias que llevan décadas cuidando sus plantas sin grandes reflectores ni maquinaria industrial. Y quizá por eso pasa desapercibido frente a regiones más promovidas como Chiapas, Oaxaca o Veracruz. Pero cada vez es más claro que Nayarit tiene con qué competir… aunque todavía no se lo crea del todo.
Porque el gusto por el café siempre será subjetivo, sí. Pero hay algo curioso: muchas veces volteamos a ver primero lo importado antes que lo que crece aquí, a unos kilómetros. Ese pequeño malinchismo cotidiano hace que olvidemos que las montañas de nuestro estado están produciendo granos con características de cafés de especialidad, de esos que normalmente se presumen en otras latitudes.
Una de las tiendas que ha decidido tomar el tema en serio es La Casa del Café, en pleno centro de Tepic. Ahí se pueden encontrar algunos de los mejores granos que hoy se producen en Nayarit: cosechas pequeñas, perfiles distintos y café que llega directo de manos de productores locales. La apuesta es sencilla: si el café nayarita tiene calidad, identidad y una historia que contar, alguien tiene que ponerlo en la mesa del consumidor.
Quizá por eso hoy hablar de café local ya no es solo un ejercicio de orgullo, sino una invitación a descubrir algo que siempre estuvo aquí. A veces, lo extraordinario necesita que alguien lo mire de nuevo… o que se anime a probarlo en una taza.
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Fotos: Origen Tequepexpan. Sierra de San Juan






