El Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social de Pueblos Indígenas y Afromexicanos (FIASPIAM), creado tras la reforma al artículo 2° constitucional y dotado con un presupuesto inicial superior a 12 mil millones de pesos para 2025, avanza con entregas directas de recursos a las comunidades, sin intermediación estatal o municipal. El mecanismo se basa en asambleas que deciden las obras prioritarias —agua, caminos, electrificación, vivienda— y en comités de vigilancia donde las tesoreras son, por regla, mujeres de la propia comunidad.
El impulso más reciente ocurrió este domingo en el municipio de Zaragoza, Veracruz, donde la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó la entrega de 1,418 millones de pesos a 2,579 comunidades originarias pertenecientes a 18 pueblos indígenas. Durante la ceremonia, la mandataria subrayó que el fondo “es un presupuesto para siempre” y recibió el bastón de mando de autoridades locales.
Diez días antes, el 27 de junio, Sheinbaum visitó El Nayar, Nayarit, para otorgar 97 millones de pesos a 57 comunidades de los pueblos Na’ayeri, Wixárika, O’dam y Mexikan. Allí, la asamblea comunitaria definió que los recursos se destinarán a rehabilitar caminos serranos, ampliar redes de agua potable y mejorar viviendas.
Desde la puesta en marcha del FIASPIAM se han realizado más de 20 mil asambleas en todo el país, de acuerdo con datos de la Presidencia. El reto inmediato es acompañar técnicamente a los comités locales y asegurar que la transparencia comunitaria se traduzca en obras concluidas y de calidad. Mientras tanto, las entregas en Veracruz y Nayarit ilustran la escala y la velocidad con la que el nuevo fondo busca saldar deudas históricas con los pueblos indígenas y afromexicanos.
